Parece fácil el ser locutor de cualquier rama, llámese informativa, comercial, de entretenimiento, etc. Pero, la calidad de un individuo no preparado será humillante a la de un locutor profesional que maneja estas 4 características:

Experto en la respiración:

La jornada laboral de un locutor profesional suele ser agotadora, principalmente por su labor que consiste en la comunicación verbal esto incluye horas de charlas continuas, repetir un diálogo varias veces, dar diferentes entonaciones, etc. Por lo que es importante que como locutor conozcas tu respiración, sepas controlarla y refuerces esa capacidad pulmonar que te permita ejercer tu labor.

Dicción:

Todo lo que diga un locutor debe ser claro y conciso, pero si te trabas al decir cosas como Yuxtapuesto o esternocleidomastoideo, de poco sirve que puedas soltar palabras por 2 minutos ininterrumpidos, la dicción de los locutores profesionales se logra a través de ejercicios que refuerzan los músculos de la boca que le permiten mayor apertura y mejor entendimiento.

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Carisma:

No es necesario el timbre de un Rubén Moya, lo importante es hacer que lo que digas cause emoción en la audiencia, o tan siquiera los tengas atentos, parte de esto es el carisma del locutor profesional. Impregna la tristeza en ellos cuando relates una funesta tragedia y contágialos de dicha si te toca contar una cálida narración.

Conocimiento:

El peor locutor profesional no es el de timbre agudo ni el más apagado, el peor locutor es el que no tiene nada que decir, muchas veces es necesario que tú aportes algo a lo que se te pide decir, algo que te permita ganarte más a la audiencia, ese algo se adquiere leyendo, estudiando y armarse de conocimiento para que te permita estar preparado para los momentos inesperados que siempre pueden ocurrir en algún trabajo.